07 septiembre, 2009

Mirada a la vida

La existencia tiene el secreto de los mares en sus fondos,
Una huerta que se ensancha o se borra en un soplo,
Es un eco que vaga entre el recuerdo y los sueños,
Un temblor al beso de la muerte que se pasea sin afectos.
Así, quizás es el destino que recuerda que ínfimos somos,
Que en el nacer y fallecer sólo hay una puerta que aguarda,
La que nos recoge y acoge entre albores y atardeceres,
Así es la vida, un instante donde la brisa se asiente,
Como un néctar entre estaciones que bañan nuestros pasos.
Tan primitiva es la armonía con nuestro universo,
Tan soberbia es nuestra voz e infecundas nuestras manos,
Deliramos sabiendo que nuestro tiempo es un segundo,
Un día somos un lecho de senos membrudos y al rato todo marchito.
Nadie hoy quiere un tiempo con el silencio,
Ya no hay tiempo para escuchar el acento de la lluvia,
La existencia se ha oprimido, la cubre un velo,
Se cuaja en los ríos de seres adormecidos por los tiempos,
Se envejecen los sueños ya no florecen los frutos.

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