22 julio, 2010

El espejo de mi alma


Nace heredera esta noche, opuesta
Al lenguaje de serenatas fúnebres,
Febril surge en el extenso de mi pensamiento,
Lento se afina y graba en el firmamento,
En el, para que nunca muera tu nombre, y
No desfallezcas ni aún en mis poemas fallidos.
Cuando yo ya no exista, y vaya directa
Al eterno mundo de los silencios,
Cuando la muerte que no me gusta me lapide,
Sea mi último soplo el grito de tu nombre,
que es mi poesía, libro, vida, una gema.
Tienes mi tiempo y letreros de tantas arterias,
Esas que he pisado y me han conjurado,
Embriagando la naturaleza de estos senos,
Prendidos en las atajos donde irrumpió Lesbos.
Te doy las riendas, testigo de mis letras,
Mi voz viva, mi voz muerta,
Ese patio donde se acomodará mi carne inerte,
Mi epitafio que escribirás entre aguas.
Sólo tus ojos, sólo tu voz, plasmaré
En el secreto de mis ceremoniales metáforas,
Para que nunca mueras y vivas en la lectura
De infinitos labios que perfumaran tu nombre.
No tengo más que darte una prosperidad,
Mi humanidad literaria que germinará
                                 En la marcha de proles que rimarán tu nombre.

2 comentarios:

  1. Me parece apasionante por intensa y apasionada.
    Me ha gustado en especial porque he recordado unos versos de Quevedo que, para mi,son los versos más bellos de amor que se han escrito..."polvo serán, más polvo enamorado"...
    Solamente una observación:a mi parecer, al empezar cada verso en mayúscula se pierde la continuidad, ya que mentalmente se hace una pausa que no siempre corresponde.

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  2. Anónimo dijo...Estoy de acuerdo con la observacion anterior, cuesta de primeras seguirle el ritmo por la presencia de las mayúsculas.

    De gran profundidad, muchísima fuerza e inquietante, gran poema

    Abrazos

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