26 mayo, 2009

Suceso

Tal vez el grito poético es un subterfugio
Es la mano que se moldea y enhebra en letras,
Son remembranzas que vagan en desosiego, Un canto que nadie oye, un dolor recluido.
La poesía relame las huellas humanas,
Trajina la memoria confinada en barricadas,
Trepa en su momento el palpitar del tiempo,
Navega la miseria del que murió en sus sueños.
La letra es un parto que se hace milagro,
Un alumbramiento que habla de algún orgasmo,
Una libertad infinita que tantos acallan,
Una magia que se fragua entre la aurora y ocaso.
No es mi reto describir lo que trae el mañana,
Tampoco desaforar la soledad delirada,
Es mi reto sacudir el secreto que aflige el pecho
Dejar que en su exhalar el viento expatríe y
Traslade a la palabra el eco estacional.

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